Proyectos, ideas, revoluciones y cambios de paradigmas proliferan en rescate del boxeo en todos sus órdenes, que mucho tiempo descansó sin adaptarse en sus reglas a los tiempos que corren. ¿Cómo será el boxeo dentro de 10 años? ¿Qué cambiará? ¿Subsistirá? Empecemos por algunas especulaciones
De algo estamos seguros: el boxeo así como está no puede seguir más. Ni el argentino, ni el internacional, ni el amateur.
Quizás al mercado internacional se lo maquille un poco con algunos duelos y figuras de ocasión que esporádicamente siguen apareciendo, aunque en versión light si las comparamos con las de otrora. Y no hablamos de las de hace tanto.
Con decir que el Canelo Álvarez es el más representativo en la actualidad, alcanza y sobra para ver la media en la que se mueven hoy en día las grandes luminarias, que lejos están de serlo.
En el terreno local, la pobreza es abismal. Baste con decir que nuestras grandes esperanzas surgidas del último lapso olímpico (Melián, Palmetta, Yamil Peralta, Fernando Martínez, etc) rondan los 30 años y aún ni asomaron la cabeza.
Los otros que prometen desde la base andan por los 20 (Brian Arregui, Mirco Cuello) y no les queda más remedio que seguir como amateurs quién sabe hasta cuándo, afectados a un buen programa olímpico, pero que tampoco tiene mucho destino con la incertidumbre que vive el boxeo en esa esfera afectado por la crisis de la AIBA, cuyos destinos dependerán después de Tokio 2020 de lo que decida el COI al respecto.
Y hay que agregar a los que gambetearon a medias el terreno amateur, que como rentados se están abriendo paso buenamente ya que por edad tienen el futuro en sus manos: son los Agustín Gauto, Jeremías Ponce y Gustavo Lemos, púgiles de entre 21 y 23 años, que llegaron con receta propia, condiciones naturales, y un contexto de escasez reinante en los alrededores que favoreció su anclaje, alimentando sus records en base a venezolanos, que por razones conocidas hoy son la mano de obra barata del planeta, con rendimientos decorosos.
¿Pero hasta cuándo se puede sostener esta situación y contexto? ¿Y qué crecimiento real puede aportar la misma, más que edulcorar números para la gilada, o para pelear unos mangos más de bolsa el día de mañana?
Sin ir más lejos, este finde será el primero –habría que chequear si hubo algún otro- donde un boxeador argentino de sexo masculino no encabeza aunque sea alguna cartelera, ni nacional ni internacional, ya que la protagonista del viernes será Carolina Duer, la del sábado en Mónaco Victoria Bustos, y por la noche se televisa un tope amateur desde Miami donde intervendrá la Selección Argentina con las hermanas Dayana y Leonela Sánchez como estelares, bajo un Programa que lanza la AMB denominado Future WBA Champions con púgiles destacados de las selecciones del continente.
Mientras que a raíz de esta coyuntura están proliferando manifestaciones boxísticas paralelas, como retornos de figuras retiradas, incursión de estrellas de otros deportes, pelea de youtubers sin experiencia, y hasta la vuelta del boxeo a puño limpio, los organismos internacionales no saben cómo buscarle la vuelta al problema, y lo mismo pasa con el amateurismo.
¿Qué devendrá? ¿La pelea con manoplas de acero? ¿Las vendas con aceite ardiente? ¿Los clavos y vidrios adheridos a nudillos vendados? ¿Y el boxeo transgénero?
La primera idea fue fusionar ambos campos (amateur y profesional), cosa que ya es posible, aunque por ahora no logró ponerse en práctica como debiera, principalmente por la resistencia de algunos organismos internacionales como el CMB, más una parte de la prensa, dirigentes, promotores, y gente que teme verse invadida en sus negocios personales.
Otros casos se auto descartan por el tema económico, porque si bien los amateurs cobran becas y sueñan con medallas, los profesionales lo hacen por plata y viven de subir al ring a pelear. No sería tanto obstáculo si bajaran sus pretensiones monetarias, en vez de aprovechar la volteada para despacharse con cifras astronómicas.
La AMB en cambio está a favor de esa tendencia, y no hace mucho desembarcó en nuestro país para copiar el modelo de trabajo argentino, expandirlo en otros lugares con torneos y topes como el Future – financiados por la AMB-, sin necesidad de que para ello haya una competencia oficial de AIBA.
Y de paso, en vez de lo que hace el CMB, de suspender de sus ránkings por 2 años a aquellos que participen en competiciones amateurs AIBA, por el contrario, agregarlos en los suyos, o facilitarles el acceso, para asegurarse de tener a las próximas estrellas bajo su égida.
¿Pero cómo hacer para que los púgiles no pierdan conexión con el amateurismo al no La respuesta es sencilla: permitiendo que cuando cumplan la edad reglamentaria pasen al campo rentado y dejen sus lugares en la Selección Nacional para los que vienen, pero cuando llegue el momento de competencias internacionales -olímpicas, panamericanas, o mundiales-, quienes así lo deseen disputen el puesto con el titular de turno, quizás en más de un combate. Y que el más apto vaya.
Estos topes irían como cabecera de cualquier cartelera televisada, porque se estaría hablando de lo mejor del país.
Habría para ello que hacer un cambio reglamentario, para que nadie cuestione la letra –más que el hecho en sí-. Nuestro reglamento no permite que un profesional enfrente a un amateur, pero sería un anacronismo no aggiornarse cuando el COI, la AIBA, y los demás países -y ahora la AMB- lo aceptan.
Sin ir más lejos -no con ése espíritu de proyecto estructural, sino más individualista-, la FAB está intentando repatriar para los preolímpicos de Tokio 2020 a algunos profesionales, tanto masculinos como femeninos, y se está pensando nada menos que en Yesica Bopp, la Pantera Érica Farías –aún no se sabe si en 60 o en 69 kg-, y Yamil Peralta, todos de extenso paso por las Selecciones Nacionales amateurs.
¿Por qué no, si cierran los números? El tema es ver cómo solucionarían la cuestión reglamentaria. De otro modo, Argentina y el 95 % de los demás países no volverán a ganar una medalla olímpica en boxeo por el resto de sus días, algo que quita entusiasmo. Buscar al campeón genuino, al máximo exponente, fue siempre la esencia del boxeo, perdida hace tantos años.retenerlos en su evolución hacia el profesionalismo y hacerles perder los mejores años de su vida útil? (Por Gustavo Nigrelli- Diario Popular/Foto Diario Popular).