La privatización artera de la historia: Rechazamos profundamente la reivindicación del terrorismo de estado realizada por Diego Gusmán, integrante del Comité Olímpico Argentino. Asimismo, solicitamos a la conducción del Comité arbitre los medios para excluir del organismo a quienes hayan avalado y acompañado tamañas aseveraciones. Un pueblo –y el deporte como parte intrínseca de su formación física, mental y espiritual- se constituye sobre sus esencias, sobre su historia. Resulta insostenible que algunas personas, refugiadas nada más ni nada menos que en instituciones del deporte, esgrimiendo a la historia como caprichoso coto privado, parecieran querer actuar como dueños de todas las otras cosas, incluida la verdad. (Foto principal- Diego Gusmán).
La Cultura del Encuentro, objetivo principal del deporte: Lo que ha ocurrido no se agota fugazmente en esta lacerante declaración de un integrante de un organismo oficial, debe permitirnos reflexionar acerca del rumbo de las instituciones de la comunidad deportiva. El mundo, las democracias y sus formas de participación como el deporte, siendo parte del ordenamiento federativo institucionalizado de aquellas, transitan momentos de grave zozobra. Tentadas a verse devoradas por la globalización de la indiferencia, se ven apremiadas por resolver fundamentalmente, en términos de cantidad y calidad, qué niveles de participación de las mayorías excluidas están dispuestas a garantizar para no implosionar. Estallidos y reclamos violentos emanados por distintos pueblos arrecian a los gobiernos en Latinoamérica. Las instituciones del deporte corren la suerte de las democracias en las que se insertan: aislarse en una élite yendo a contramano de los pueblos, o peregrinar en favor de las fuerzas de la comunidad en pos de un desarrollo humano integral.
Adecuar las instituciones a las reales necesidades actuales: Un hecho como el ocurrido con el dirigente del COA, es sintomático: esto es, trasluce de manera prístina una actitud endémica de un alejamiento sideral entre el pensamiento de cierta capa representante, respecto del sentir auténtico de los argentinos que mayoritariamente integran la comunidad deportiva en los barrios del país. Un amplio, abierto y profundo debate debe darse entre todos los actores sociales, empresariales, políticos, sindicales, religiosos, acerca de las formas institucionales y estatutarias que se requieren para una verdadera participación de los argentinos amantes y hacedores del deporte.
Una apertura democrática realista en todas las instituciones del deporte de la Argentina es apremiante. Este proceso, entendemos debería estar orientado inicialmente por algunos objetivos ordenadores, tales como Formación de Identidad, Equidad en los Recursos, Acceso a la Participación
Formación de Identidad, Devolver al deportista de alto rendimiento su misión comunitaria: No es posible una representación auténticamente nacional sin la encarnación, por parte del deportista de alto rendimiento, de los valores de su tierra. La culminación del proceso de formación integral de un deportista de alto rendimiento solamente puede tender a niveles de excelencia, sí y solo sí, incluye la proyección personal de una unidad orgánica que definimos como pueblo. Y la institucionalidad del deporte, en sus formas organizativas federadas y no federadas, debe contener en las tareas de sus representantes dirigenciales y técnicos las metodologías adecuadas para que el resultado de las mismas esté en unidad con la situación vital de las bases de la comunidad, de donde el deportista proviene.
- Devolver al sistema la equidad en la distribución: En este plexo de razones morales y políticas se ciñen motivaciones de justicia social. La institucionalidad del alto rendimiento está financiada en gran parte por el esfuerzo fiscal de millones de argentinos, muchos de ellos habitantes de barrios muy postergados, que no tienen siquiera acceso a la práctica de la iniciación fundamental. En este sentido, superar una espuria división, conectando con sentido de recíproca solidaridad las realidades tan dispares a un extremo y otro del desarrollo, conforma una exigencia en conciencia que está evidentemente en las antípodas del pensamiento de cierta capa dirigencial, que no tenemos dudas constituye una minoría privilegiada.
Acceso a la Participación, a través de un Consejo Nacional con capilaridad Provincial, Local e incluso Barrial, que funcione realmente: Una democracia verdadera es aquella donde los conductores hacen lo que el Pueblo quiere y este participa de las decisiones. Es imperioso parir una nueva etapa de acceso real no sólo a la práctica, sino también a lugares de conducción de todas las entidades, reformando los estatutos si fuera necesario, para incorporar a los más postergados: a las mujeres y a nuevas formas donde el deporte emerge vitalmente como fenómeno basal, sindicatos, iglesias, movimientos populares, organizaciones mutuales y cooperativas, clubes de barrio.
Exigimos memoria y convocamos a la comunidad deportiva al deber de hacer historia: Reclamamos a las máximas autoridades del COA que se manifiesten contundentemente respecto del falseamiento a la verdad que produjeran integrantes de su conducción. Al mismo tiempo convocamos a superar la instancia, necesaria por otra parte, del ejercicio juicioso de la memoria, para edificar una institucionalidad deportiva abierta al futuro, caracterizada por la movilidad social ascendente, como bien supo consolidar nuestro país con un auge inigualado en los gobiernos del Gral. Perón. Ya es tiempo recuperar la memoria, para hacer historia: “Un sabor eterno se nos ha prometido, y el alma lo recuerda.” (Leopoldo Marechal)