El rover Perseverance lleva inscriptos 11 millones de nombres, entre ellos el de San Lorenzo gracias a Horacio Convertini, un periodista, escritor y guionista fana del ciclón. Conocé la historia.
Horacio Convertini es escritor, guionista y periodista, trabaja en la revista VIVA, suplemento dominical de tradición del Diario Clarín, en donde está desde enero de 1997, aunque empezó en Olé por aquellos primeros días de redacción.
Pero dentro de todo lo referido a la literatura y al periodismo, Horacio tiene otra pasión: es cuervo de primera generación, ya que su papá, por ejemplo, es hincha de Boca como gran parte de la familia. “Nací en 1961 y el campeón de San Lorenzo de los Matadores en 1968 seguramente haya influido, sumado a que varios chicos de la cuadra con los que jugaba al fútbol en el barrio de Pompeya terminaron de acomodarme las ideas”, sonríe.
Con su ferviente perfil de escritor, hasta colaboró con la Vuelta a Boedo: es uno de los escritores de “Cuentos Cuervos”, y todo lo recaudado de ese libro literario se utilizó para comprar metros cuadrados para Avenida La Plata. “Conocí el Gasómetro, estuve en el 0-0 con Boca en 1979, en el último partido en ese mítico estadio pero además toda la vida social que le daba al barrio”, afirma con nostalgia.
Pero en las últimas horas, Horacio contó una historia poco conocida y que une a San Lorenzo con la Nasa y Marte. ¿Cómo se dio todo esto? Lo cuenta él mismo, en una charla con San Lorenzo Primero.
“Marte está lejos: exactamente a 102 millones de kilómetros del Nuevo Gasómetro pero gracias a Eliana Galarza, compañera mía de redacción y periodista científica especializada en cuestiones espaciales, a tal punto que viajó a Houston, la sede de la NASA, lo sentí bien cerca, para diferentes notas de VIVA. Me explicó todo hace un año y me anoté. A los pocos días me mandaron todo, con el pre – boarding pass y con el paso del tiempo me olvidé por completo, con todas las cosas que pasan. Y hoy, ella misma me mandó el boarding pass por Whatsapp y me dijo: “lo lograste, San Lorenzo viaja a Marte”, comentó.
Y siguió explicando: “Eliana me dijo que se trataba de una campaña de la NASA para llevar pasajeros, de manera simbólica, a una sofisticada expedición que procura develar el último gran misterio de Marte: si hay vida o no allí”. Los microchips contendrían un millón de nombres cada uno y se colocarían sobre el chasis del Rover Perseverance, llevando a 11 millones en esta expedición”.
También pasó por momentos de incertidumbre, ya que al no ser un nombre físico, Horacio pensó que todo esto no prosperaría, aunque por suerte se equivocó y con el final feliz, se puede decir que más que San Juan y Boedo, ahora podrá ser Boedo y Marte…