BOXEO

Maravilla Martínez le pone a su imagen lo que no puede transmitir hoy desde su esencia, en un ardid para llegar a su meta, que no es ganar el título mundial, sino pelear por él. Y sigue cosechando triunfos vacíos con inocentes complicidades que lo ayudan a su repercusión.

Por GUSTAVO NIGRELLI

Fue mentira la parodia del pesaje, cuando supuestamente “se pasó” del límite de 73 kg y tuvo que apelar al segundo intento (había dado 73,400 kg y en el segundo pesaje dio 72,800). Una pantomima suya para la gilada, algo vieja, aunque efectiva por lo poco difundida, con el objeto de alimentar interés, ante su carencia.

¿Qué peso tenían que dar los boxeadores, si no había títulos en juego? Y aunque hubieran pactado 73 kg, mientras entre ambos púgiles haya equivalencia de peso, la pelea es reglamentaria y va igual, a lo sumo pagándole una multa al rival. ¿O alguien se piensa que por 400 gramos no iba a hacerse, siendo que McGowan dio apenas 600 gramos menos? Ridículo, aunque todos cayeron en la trampa.

Cada vez más parecido a “Acero” Cali, tanto en su físico como en su marketing y manera de vender su propio show -donde es amo y señor de todo, incluyendo la elección del rival-, es lógico que Maravilla hable y actúe más para los neófitos y desprevenidos –la inmensa mayoría en este tipo de eventos- que para los especialistas, incluyendo a la prensa.

Por eso nadie lo interpela. Los principales especialistas gráficos y neutros ya casi no existen: se jubilaron, fallecieron, ampliaron sus fronteras o migraron a otros medios audiovisuales. Los que aún están se distribuyen en cadenas televisivas que compiten entre sí, por lo cual, los que no son parte del “negocio” hablan poco y nada de él, y los que lo son, no se pisarán la manguera entre bomberos. De modo tal que mientras reditúe, lo verán joven, fuerte, veloz y bello, sin cuestionar nada por absurdo que fuere.

A nadie “se le ocurrió” –salvo excepciones- poner la lupa en el ignoto inglés Macaulay McGowan, un fans suyo a quien venció el jueves en el Wiznik Center de Madrid por puntos en 10 vueltas. No en cuanto a un análisis de su estilo boxístico, sino a sus números, que marcaban su mediocridad. El inglés apenas tenía en sus escasas 17 peleas sólo dos a 10 rounds (ambas perdidas), y el resto a 4, 6 u 8 –la mayoría a 4-, alimentado ante perdedores furtivos de más de 100 derrotas en algunos casos.

La nota del colega Andrés Vázquez del diario La Nación lo refleja particularmente en este párrafo: “Doce de sus 14 triunfos fueron con boxeadores ignotos y de estadísticas ridículas. Venció a Jason Nesbitt (10 triunfos y 198 derrotas), Matt Seawright (5 y 146), Jamie Zaszlos (1 y 15), Fonz Alexander (15 y 119), Attila Bardos (1 y 2 derrotas, retirado en 2015), Arvydas Trizno (27 y 91), Danny Little (8 y 76), Kevin McCauley (15 y 221), Chris Jenkinson (12 y 74), Zaurs Sadihvos (4 y 22), William Warburton (27 y 164), Kristaps Zulgis (6 y 23)”. Cabe acotar que las estadísticas están tomadas con los records actuales de los púgiles, que cuando enfrentaron a McGowan tenían varias derrotas menos, pero igual eran demasiadas.

CUESTIÓN DE IMAGEN

Por supuesto que él sabe cómo camuflar eso, siempre apuntando a los incautos. En primer lugar, su principal caballito de batalla es su imagen, con el riguroso cuidado de su físico musculoso y marcado, no muy de boxeador, pero que para el que no conoce mucho está asociado a ello, pasando por un el agregado de pelo que se hizo ya desde su anterior pelea, para rejuvenecerse al menos en lo visual.

Pero no todo lo que brilla es oro, y son muchas las veces que lo exterior no coincide con lo interior, y tiene como función maquillarlo.

Él mismo se contradice cuando declara estar en el mejor momento físico de su carrera. Pero luego se pone un “6” en lo boxístico, cuando una cosa debería ir de la mano con la otra en un deportista, o al menos algo más acompañada.

¿Tanto le cuesta encontrar su forma boxística siendo que hace más de dos años que se entrena sin parar, y que contando su etapa amateur, lo hizo durante más de 20 años? Boxear es como andar en bicicleta: nunca se olvida. Sucede que él cree que volvió a nacer y está aprendiendo de cero. Y que su nivel pretendido es una cuestión de tiempo, cuando es al revés: el ascenso tiene un punto de inflexión, pasado el cual todo es descenso. Y el tiempo en eso es su principal enemigo. ¿O alguien tiene alguna duda de que cualquiera de los actuales campeones, al Maravilla del jueves que estaba “en la mejor forma física de su carrera” lo noquea en el 1º round?

No hay demasiado que analizar cuando uno advierte que el quilmeño se cae ni bien quiere acelerar a fondo, y que cuenta con la indispensable condición de que su rival no le pegue en serio. De hecho ellos son a su medida, seleccionados a conciencia, y vienen con el manual del partenaire en la mano a no escupir el asado, porque así es el negocio para todos.

En lo que habrá que chocar los 5 es en lo único cierto, cuando dice estar “a una derrota de su retiro”, lo cual no acontecerá en estas peleas preparatorias organizadas por sí mismo, con red. Eso sucederá cuando pelee por el título mundial, si consigue la chance. Entonces sí podrá retirarse tranquilo, porque ésa a la vez será su gran victoria.

 

 

 

 

 

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