(Por Gustavo Nigrelli- Diario Popular) Cada vez se blanquea más que el negocio está por encima del deporte en el boxeo, y ya ni ruboriza. El negocio de la transmisión por plataformas pagas.
Habrá que acostumbrarse. El nuevo mundo impone de a poco reglas no escritas, y es aceptarlas o quedarse afuera. Y el boxeono está exento de ellas. Sin ir más lejos, las tres peleas más importantes de este último finde para los fanáticos de nuestro país, no se dieron por TV, sino por una plataformade internet, y hubo que pagar para verlas.
Una de ellas fue la de Maravilla Martínez contra el finlandés Jussi Koivula, por Fite TV, una red especializada en deportes de combate lanzada en 2012. Las otras dos fueron las de Gennadiy Golovkin contra el polaco Kamil Szeremeta (GGG retuvo el mediano FIB por KOT 7) y el Canelo Álvarez contra el inglés Callum Smith, ambas por DAZN, la plataforma que los tenía contratados a ambos, aunque el Canelo deshizo su vínculo y arregló otro nuevo, ya sin su mánager Oscar de la Hoya como intermediario.
Canelo, el considerado exageradamente el Nº 1 libra por libra, ganó por puntos y conquistó el título supermediano AMB que poseía Smith y el del CMB que se hallaba vacante.
Mientras aquí DIRECT TV y TNT Sports siguen buscándole la vuelta al PPV desde hace años, pese a que se mantienen, nunca pudieron entrar del todo en el mercado, aun comprando las grandes peleas como gancho.
No advirtieron que la población televisiva -mayor de 40 años- ya está agotada, casi. Gracias que se estiró hasta el cable como gasto extra y algún sistema de decodificador digital. Cuanto mucho, a un paquete de pelis o Netflix. Y basta. Esa gente ya está saturada y tiene suficiente. Ma’ qué boxeo.
Internet está virgen, y tiene cautivo al público joven, que ya no mira TV. Las plataformas digitales son multinacionales y la población útil para sus potenciales abonados ya no es más de un país, sino del globo. Es la misma diferencia de alcance que existe entre la web y la tele, o entre un negocio a la calle y Mercado Libre.
El resultado es que la calidad decrece, probablemente. No es lo mismo elegir un producto personalmente que recibirlo por correo de parte de un Don Nadie, donde ante cualquier reclamo hay que ir a cantarle a Gardel.
Son las nuevas reglas. Y con ellas Maravilla se está autogestionando su chance mundialista organizando sus combates a medida. ¿Alguien sabe cuánto le habrá pagado a Koivula por ser su partenaire? Como hizo antes, pero ahora como empresario de sí mismo, se está co-creando, usufructuando un contexto NN como nueva demostración de su poder de adaptabilidad. Quienes lo vieron, invirtieron 15 dólares y pronto se olvidarán; pero para él, en su licencia figurará un 2-0-0, 2 KO en su vuelta al boxeo tras 6 años. Eso sí, con esa preparación será como ir a disputar la final de un Mundial entrenando en base a picados con amigos.
Lo del Canelo tiene aristas parecidas, pero rayanas con la deslealtad. Aprovecha su chapa para retroalimentarse. La chapa trae dinero, el dinero trae rivales a disposición, los rivales títulos, y los títulos otra vez chapa. Pero gloria cero. Y credibilidad escasa. Sin embargo esto interesa apenas a los entendidos, que son cada vez menos. La gloria ya es un valor antiguo.
Cada vez se blanquea más que el negocio está por encima del deporte en el boxeo, y ya ni ruboriza. El negocio de la transmisión por plataformas pagas.
Habrá que acostumbrarse. El nuevo mundo impone de a poco reglas no escritas, y es aceptarlas o quedarse afuera. Y el boxeono está exento de ellas. Sin ir más lejos, las tres peleas más importantes de este último finde para los fanáticos de nuestro país, no se dieron por TV, sino por una plataformade internet, y hubo que pagar para verlas.
Una de ellas fue la de Maravilla Martínez contra el finlandés Jussi Koivula, por Fite TV, una red especializada en deportes de combate lanzada en 2012. Las otras dos fueron las de Gennadiy Golovkin contra el polaco Kamil Szeremeta (GGG retuvo el mediano FIB por KOT 7) y el Canelo Álvarez contra el inglés Callum Smith, ambas por DAZN, la plataforma que los tenía contratados a ambos, aunque el Canelo deshizo su vínculo y arregló otro nuevo, ya sin su mánager Oscar de la Hoya como intermediario.
Canelo, el considerado exageradamente el Nº 1 libra por libra, ganó por puntos y conquistó el título supermediano AMB que poseía Smith y el del CMB que se hallaba vacante.
Mientras aquí DIRECT TV y TNT Sports siguen buscándole la vuelta al PPV desde hace años, pese a que se mantienen, nunca pudieron entrar del todo en el mercado, aun comprando las grandes peleas como gancho.
No advirtieron que la población televisiva -mayor de 40 años- ya está agotada, casi. Gracias que se estiró hasta el cable como gasto extra y algún sistema de decodificador digital. Cuanto mucho, a un paquete de pelis o Netflix. Y basta. Esa gente ya está saturada y tiene suficiente. Ma’ qué boxeo.
Internet está virgen, y tiene cautivo al público joven, que ya no mira TV. Las plataformas digitales son multinacionales y la población útil para sus potenciales abonados ya no es más de un país, sino del globo. Es la misma diferencia de alcance que existe entre la web y la tele, o entre un negocio a la calle y Mercado Libre.
El resultado es que la calidad decrece, probablemente. No es lo mismo elegir un producto personalmente que recibirlo por correo de parte de un Don Nadie, donde ante cualquier reclamo hay que ir a cantarle a Gardel.
Son las nuevas reglas. Y con ellas Maravilla se está autogestionando su chance mundialista organizando sus combates a medida. ¿Alguien sabe cuánto le habrá pagado a Koivula por ser su partenaire? Como hizo antes, pero ahora como empresario de sí mismo, se está co-creando, usufructuando un contexto NN como nueva demostración de su poder de adaptabilidad. Quienes lo vieron, invirtieron 15 dólares y pronto se olvidarán; pero para él, en su licencia figurará un 2-0-0, 2 KO en su vuelta al boxeo tras 6 años. Eso sí, con esa preparación será como ir a disputar la final de un Mundial entrenando en base a picados con amigos.
Lo del Canelo tiene aristas parecidas, pero rayanas con la deslealtad. Aprovecha su chapa para retroalimentarse. La chapa trae dinero, el dinero trae rivales a disposición, los rivales títulos, y los títulos otra vez chapa. Pero gloria cero. Y credibilidad escasa. Sin embargo esto interesa apenas a los entendidos, que son cada vez menos. La gloria ya es un valor antiguo.
Cada vez se blanquea más que el negocio está por encima del deporte en el boxeo, y ya ni ruboriza. El negocio de la transmisión por plataformas pagas.
Habrá que acostumbrarse. El nuevo mundo impone de a poco reglas no escritas, y es aceptarlas o quedarse afuera. Y el boxeono está exento de ellas. Sin ir más lejos, las tres peleas más importantes de este último finde para los fanáticos de nuestro país, no se dieron por TV, sino por una plataformade internet, y hubo que pagar para verlas.
Una de ellas fue la de Maravilla Martínez contra el finlandés Jussi Koivula, por Fite TV, una red especializada en deportes de combate lanzada en 2012. Las otras dos fueron las de Gennadiy Golovkin contra el polaco Kamil Szeremeta (GGG retuvo el mediano FIB por KOT 7) y el Canelo Álvarez contra el inglés Callum Smith, ambas por DAZN, la plataforma que los tenía contratados a ambos, aunque el Canelo deshizo su vínculo y arregló otro nuevo, ya sin su mánager Oscar de la Hoya como intermediario.
Canelo, el considerado exageradamente el Nº 1 libra por libra, ganó por puntos y conquistó el título supermediano AMB que poseía Smith y el del CMB que se hallaba vacante.
Mientras aquí DIRECT TV y TNT Sports siguen buscándole la vuelta al PPV desde hace años, pese a que se mantienen, nunca pudieron entrar del todo en el mercado, aun comprando las grandes peleas como gancho.
No advirtieron que la población televisiva -mayor de 40 años- ya está agotada, casi. Gracias que se estiró hasta el cable como gasto extra y algún sistema de decodificador digital. Cuanto mucho, a un paquete de pelis o Netflix. Y basta. Esa gente ya está saturada y tiene suficiente. Ma’ qué boxeo.
Internet está virgen, y tiene cautivo al público joven, que ya no mira TV. Las plataformas digitales son multinacionales y la población útil para sus potenciales abonados ya no es más de un país, sino del globo. Es la misma diferencia de alcance que existe entre la web y la tele, o entre un negocio a la calle y Mercado Libre.
El resultado es que la calidad decrece, probablemente. No es lo mismo elegir un producto personalmente que recibirlo por correo de parte de un Don Nadie, donde ante cualquier reclamo hay que ir a cantarle a Gardel.
Son las nuevas reglas. Y con ellas Maravilla se está autogestionando su chance mundialista organizando sus combates a medida. ¿Alguien sabe cuánto le habrá pagado a Koivula por ser su partenaire? Como hizo antes, pero ahora como empresario de sí mismo, se está co-creando, usufructuando un contexto NN como nueva demostración de su poder de adaptabilidad. Quienes lo vieron, invirtieron 15 dólares y pronto se olvidarán; pero para él, en su licencia figurará un 2-0-0, 2 KO en su vuelta al boxeo tras 6 años. Eso sí, con esa preparación será como ir a disputar la final de un Mundial entrenando en base a picados con amigos.
Lo del Canelo tiene aristas parecidas, pero rayanas con la deslealtad. Aprovecha su chapa para retroalimentarse. La chapa trae dinero, el dinero trae rivales a disposición, los rivales títulos, y los títulos otra vez chapa. Pero gloria cero. Y credibilidad escasa. Sin embargo esto interesa apenas a los entendidos, que son cada vez menos. La gloria ya es un valor antiguo.
Smith, que ganó entre 8 y 10 palos verdes (el Canelo ganó 20), sufrió una visible lesión en su brazo izquierdo, se supone que durante el combate. Entre el 2º y 3º round, según dijo Eddie Hearn, promotor de Smith. No se aclaró bien cuál, pero probablemente haya sido la separación o desgarro del bíceps, según dedujo. Muy extraño que semejante lesión no tenga nombre y apellido, ni se pueda precisar bien el momento en que se produjo. ¿Y si existía desde antes de la pelea y se ocultó para no aplazarla, agravándose con el correr de la misma?
Hace poco, el ucraniano Vasyl Lomachenko también confesó haber peleado con una lesión en el hombro ante Teófimo López, de la que fue operado tras el combate. Y reconoció no haberla declarado por temor a que se cancele el match.
Ejercitando la memoria, similar pasó con el filipino Manny Pacquiao en su enfrentamiento contra Floyd Mayweather. Hoy parece ser moneda corriente eso. De ser cierto, por más que se comprenda que detrás hay un negocio, no deja de ser un fraude hecho y derecho. Y si no que le pregunten a quienes apostaron fuertemente a favor del lesionado con la mayor de sus inocencias.
Sea como fuere, Callum Smith no estuvo a la altura de un campeón mundial, ni de un boxeador decoroso siquiera. No por boxear bien o mal, sino porque toda su performance pareció un guanteo light, apoyando la izquierda en vez de pegarla. Y lo mismo la violencia de los golpes, que se nota cuando llevan vigor o no. Los suyos y los del Canelo parecían un entrenamiento fuertecito.
Hace tiempo que en las peleas del Canelo hay demasiado relax sobre el ring, siendo que supuestamente son duelos tan importantes. No se transmite nada. Ni nervios, ni adrenalina, ni fervor. Todo parece una coreo boxística más que un combate, donde no parece estar peleando el mejor libra por libra.
Se dice en tono de mito que el Canelo le reventó el brazo izquierdo a puñetazos al inglés. El propio Canelo asegura que esa era una de las tácticas. ¿Pero alguien puede precisar en qué momento de los primeros 3 rounds le dio tantos puñetazos en los brazos? Sólo se contabilizó uno en el 2º, que en realidad fue una acción defensiva de Smith. Pero para tamaña lesión se necesitaría de una veintena como mínimo, y de una pegada tysoneana. ¿Si el Canelo pegara tan fuerte, no hubiese aunque sea derribado a un púgil con un brazo menos?
Siempre habrá conformistas y exigentes. Y maneras de ver las cosas -o de no querer verlas-. Lo único que parece concordar es la razón principal de todo y “para todos los boxeadores” -dicho por el propio Canelo-: el dinero. Y esto siempre fue así, aseguró. Quizás tenga razón. Pero antes al menos se disimulaba más, había más respeto por la gente, o tal vez la palabra gloria tenía otro valor.