Gustavo Nigrelli- Diario Popular) Un gran proyecto de la FAB para incluir a los niños en el boxeo esconde un cuestionamiento a su propia práctica. ¿Avance o retroceso?
¿Cómo puede un proyecto de boxeo diseñado por la FAB no contemplar la esencia de su deporte madre como es el contacto físico, es decir, el combate, o cuanto menos, el guanteo?
El infierno está lleno de buenas intenciones -dice el refrán-, y la FAB, con muchas de ellas, acaba de lanzar el proyecto “Boxeo Infantil sin contacto” (BISC), en principio destinado a aquellos que por reglamento no podían ejercer este derecho: los niños (de 6 a 13 años). Única capa social del país que tenía vedado practicarlo. Sin embargo, por otro lado, paradójicamente la excluye.
¿Cómo es esto?
Por empezar -créase o no-, cabe destacar que el boxeo es el único deporte nacional que aún no puede ser practicado por un niño. Por lo tanto, la denominación “boxeo sin contacto” es de por sí una falacia.
Una práctica “sin contacto” puede ser cualquier cosa, menos boxeo. Algo así como jugar al fútbol sin arcos, ni partidos. ¿Habrá algún deporte que por reglamento los chicos puedan ejercerlo a medias?
¿Alguien se imagina a un infante de 6 o 7 años que vaya a una escuelita de fútbol con la intención de ser algún día como Maradona o Messi, y que en vez de jugar un picado con sus compañeros sólo le permitan patear, cabecear, pararla, o hacer jueguito? ¿Qué clase de fútbol sería?
Si un deporte -cualquiera sea- no es capaz de admitir versión infantil o femenina por considerarlo “peligroso”, no es deporte. Es una pena que no lo entiendan así los dirigentes que lo rigen.
“Que las madres no quieren…, que tienen miedo…, que los chicos tampoco…, que los golpes…, que los huesos no están formados…, que los órganos están en crecimiento…”, etc, son las excusas esgrimidas para censurarlo, que recuerdan los argumentos abolicionistas de las décadas del ‘80 y ’90, con la diferencia que ahora es la propia FAB la que baja el mensaje de que el boxeo es dañino, nocivo, desagradable en versión infantil.
Que lo diga algún desconocedor, se tolera, ¿pero los propios dirigentes, y desde adentro?
Lo mismo pasó con las mujeres al comienzo: “que las mamas…, que los ovarios…, que el cuello…, que la cabeza…, que los embarazos…, los huesos…, el cráneo…”, y otras tantas falsedades avaladas “científicamente” eran las vedettes del sermón. Puras patrañas. Hoy la mujer boxea en todo el mundo como si lo hubiera hecho siempre, y nadie se acuerda de que alguna vez estuvo prohibido.
La FAB se quedó en aquellas décadas de una democracia incipiente, donde sus intelectualoides de vanguardia quisieron emparentar al boxeo con la violencia asociándolo a la dictadura militar, e intentaron abolirlo, sin éxito.
Perdieron la batalla, pero ganaron la guerra, porque consiguieron alejar a los sponsors –motor para el desarrollo y crecimiento de cualquier actividad- y extender sobre la sociedad un manto de sospecha y desconfianza, especialmente ante los ojos neófitos de los ignorantes.
A tal punto llegó ese prejuicio que germinó en la propia FAB, ya sea en la vieja como en la nueva dirigencia –esperemos no tanto en ésta- y hoy se traduce en un reglamento cobarde que por temor al “qué dirán”, excluye a aquellos niños que quieren ser como Maravilla Martínez, Maidana, Narvaes, o Tyson.
Calzarse los guantes, tener a alguien enfrente y descubrir los límites de su cuerpo, su resistencia, sus sensaciones, si aguanta, si le duele, si sus puños tienen potencia, o si poseen algo de sus ídolos, son la fantasía más preciada de todo ser que se sienta capacitado instintivamente para la pelea.
Esto no significaría que todos estén obligados a competir, ni a guantear, ni a dar o recibir golpes. Por eso, no confundir: que se pida agregar el contacto para quienes así lo desean, no implica que siga existiendo la rama sin contacto para quienes lo prefieran. Nadie se opone a eso, sino sólo que se permitan ambas cosas.
Así parece entenderlo Gerardo Poggi, presidente del BISC, quien aseguró: “que en el BISC los chicos tengan estas reglas de no poder guantear, ni tener contacto físico, no implica que si alguien tiene condiciones y quiere hacerlo vaya a un gimnasio tradicional a practicarlo. De hecho seguramente una rama alimentará a la otra”.
La cosa pasa por no excluir a quienes desean pelear o guantear. De lo contrario deberían esperar hasta los 14 años para eso, o pasarse a las MMA, o a cualquier otro arte marcial donde se admite gente de cualquier edad y se permiten combates con contacto -pleno y leve- en sus gimnasios.
Esto aclara las cosas, aunque no estaría mal bajar la edad para iniciarse en el boxeo competitivo tradicional, que hoy es de 14 años.
Guantear en un gimnasio ante la vista de un profesor capacitado para eso -con los recaudos del caso-, no entorpece en lo más mínimo el proyecto del BISC. De hecho hay chicos que entrenan y guantean con edades encuadradas en este proyecto (de 6 hasta 13 años). Y en el resto del mundo, también hay hace rato boxeo infantil con contacto, sin que nadie sufra ninguna tragedia, a saber:
• Ecuador: enseñanza a los 5 años, competencia con contacto desde los 13.
• Puerto Rico: exhibiciones desde los 8 años, competencia desde los 10.
• Cuba: competencia y campeonatos desde los 11 años, pero la enseñanza técnica comienza alrededor de los 5.
• Estados Unidos y México: competencia desde los 8 años, con guantes de 16 oz. Se entrena desde los 5 años (sin combatir).
• Italia: desde los 5 años ejercicios pre-boxísticos, boxeo con contacto a los 13 años.
• Inglaterra e Irlanda: iniciación a los 5 años con juegos. Se compite a partir de los 11.