¿Qué nos deparará el 2022 boxísticamente con el LxL? Al revés que la historia, ya se eligió al Canelo Álvarez como una creación pensada para que su figura sea estadísticamente indiscutible. Siempre había sido primero el hito y luego el ídolo. Hoy conviene invertir la fórmula. POR GUSTAVO NIGRELLI

Supongamos que el Canelo Álvarez sea hoy el Nº 1 libra por libra. O que sea la respuesta más escuchada entre especialistas, fanáticos y entendidos. Habría como argumento algo estadístico, porque nadie puede fundamentarlo a través de su rendimiento sobre el ring, ni por sus rivales. Sería un acuerdo básico para continuar el análisis con pretensiones coherentes. El Canelo es hoy en día campeón mundial supermediano unificado de los 4 organismos, y no sólo eso, sino que es el primer púgil latino en la historia en conseguir tal logro, que será algo bueno, no tan bueno, más o menos meritorio, pero al menos es algo para chapear; digamos que el principal caballito de batalla.

Y claro, además posee un buen récord de 57-1-2, 39 KO, donde si uno lo repasa bien, no hay grandes nombres ni estrellas como en otros casos, y con el único “pez gordo” con el que se enfrentó perdió (Floyd Mayweather). Datos fríos. El otro “grande” con quien peleó fue GGG Golovkin, ante quien tiene un empate y una discutida victoria –para este escriba perdió ambas-. Podría agregarse a Miguel Cotto –con 36 años-, a quien también venció por puntos ajustadamente, y a Shane Mosley -con 40 años-, sobre el que triunfó sin lucir y ahí nomás. El resto oscila entre los buenos que no llegaron a superfiguras y una mediocridad de púgiles con aceptables números pero que se conocieron recién cuando lo enfrentaron a él. No tiene clásicos en su carrera, aunque quisieron hacerlo con JC Chávez Jr, sin éxito.

Conclusión: sus grandes peleas fueron derrotas (Floyd) o fallos polémicos (GGG); las dos o tres restantes, victorias insípidas. Demasiado poco para crear el perfil de ídolo que se busca en alguien que tiene “milagrosamente” una virtud muy preciada hoy en día: vender tickets. Ya sea entre detractores o admiradores. Y una gran contra: carencia de drama y espectacularidad en sus duelos. ¿Alguna vez alguien le salió a pelear al Canelo como el Pitbull Cruz a Gervonta Davis en diciembre, con esa enjundia, a arrancarle la cabeza de principio a fin sin medir consecuencias?

En las peleas del Canelo hay mucha previa y poca acción siempre, primero por él mismo, pero fundamentalmente por sus rivales, que parecen haber firmado junto al contrato un pacto de no agresión. Pero luego, en el combate mismo, a juzgar por los golpes que se bancaron Cruz y Gervonta -sobre todo el primero, que los soportó de un noqueador fulmíneo como Davis-, ¿qué medida tomamos como referencia humana para el aguante? La diferencia de tolerancia al castigo entre los rivales del Canelo y otros como Cruz, hace pensar que, o uno es un superhombre, o los demás de papel glasé. ¿Cómo es posible que unos se banquen semejantes manos abajo y arriba como si nada, y otros se caigan ante el primer cross pasable y hablen de rotura de hueso orbital?

Urge crear en torno al Canelo algo que lo solidifique. Por eso el establishment del boxeo le encontró la vuelta: tanto hizo hasta que sacó de la galera esa perlita de consagrarlo el primer latino en unificar los 4 cetros, despojando en el medio al bonaerense Brian Castaño, que había conseguido en buena ley ese logro ante Jermell Charlo meses antes. ¿Entonces ahora qué viene en 2022 para el mexicano? ¿Una exposición de sus 4 coronas ante una nueva amenaza? ¿La trilogía con GGG? ¿Algún “cuco” nuevo, alguien notorio que sube de peso, o que baja, un noqueador? No. El Canelo planea subir de peso él. ¿A mediopesado? No, a crucero. Ya es gordo en los 76,200, imagínense en 90 kg. Sería ante el congoleño Ilunga Makabu, 34 años, 28-2-0, 25 KO, campeón del CMB.De fallar ese plan, el B sería en mediopesado contra el ruso Arthur Beterbiev, campeón CMB (16-0-0, 16 KO). ¿Y en supermediano nada? Nada.

La estrategia es, ya que no se puede alimentar su figura desde lo boxístico, hacerla desde lo estadístico: subir de peso, ir conquistando cetros desabridos ante monarcas mediocres, y que en la historia quede como:

a) el primer latino de los 4 cetros.

b) el primer latino en conquistar “X” coronas en diferentes pesos.

c) el primer superwelter en conquistar una corona crucero. Y vaya uno a saber si no lo consigue en pesado ante un Don Nadie ocasional.

Y no descartemos que la categoría nueva del CMB, la bridger (101,600), se haya creado por él, para sumarle una más. Luego que el que quiera vaya a discutir las estadísticas, si no se pueden defender los méritos reales sobre el ring.

 

 

 

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