BOXEO
(POR GUSTAVO NIGRELLI) El sábado, Brian Castaño va ante Jermell Charlo por la corona unificada de los superwelter de la que posee una porción. Saltar la banca o volverse a pie.
Desde las ya lejanas épocas del Chino Maidana y Lucas Matthysse -por qué no de Maravilla Martínez-, que no había tanta expectativa para una pelea mundialista de un boxeador argentino como la que ocurrirá el próximo sábado en el AT&T Center de San Antonio, Texas, entre nuestro Brian “El Boxi” Castaño y el gemelo yanqui Jermell Charlo.
Castaño es el único campeón mundial casero en estos momentos, aunque no llega aún a la estatura de Maidana, Matthysse o Maravilla –tampoco de Narvaes- si hablamos de los últimos tiempos. Y Charlo tampoco se asoma a los niveles de Mayweather, Broner, Pacquiao, Danny García, Cotto, Chávez, o Paul Williams, que descollaron como sus respectivos rivales de turno. ¿Por qué entonces tanto alboroto?
Es que habrá en juego algo inédito para un latinoamericano: la unificación de los cuatro títulos de todos los organismos que rigen el boxeo mundial, ya que estará en juego el superwelter AMB, CMB y FIB del estadounidense, más el OMB del Boxi, quien de ganarlo se convertirá en el primer latino de la historia en ostentar una corona unificada desde que existen estos organismos (la OMB fue la última, creada en 1988).
De hacerlo Charlo, en cambio, ya tiene predecesores, porque Bernard Hopkins y Teófimo López (yanquis ambos) lo han antecedido.
Por supuesto, cuando sólo existían la AMB y el CMB, la corona estaba unida desde el vamos y la han ostentado desde Pascual Pérez (sólo existía la AMB con el nombre de NBA), Horacio Accavallo y Carlos Monzón, quien luego fue desconocido por el CMB tras su defensa ante Mantequilla Nápoles, por violar el antidoping entregando un frasco con sidra, según palabras del propio José Sulaimán, legendario presidente del organismo electo al año siguiente (1975), ya fallecido.
El camino elegido por el Boxi y su conducción (Sebastián Contursi), además de elogiosa es acertadísima, porque en el pico de su carrera él sabe que no será demasiado larga, y que si va a jugarse más vale hacerlo ahora con el que sea, y no más tarde. Gana o pierde contra el mejor, antes que contra cualquiera. Y lo hará por todo lo que hay en la mesa.
No es favorito Castaño. Tiene ante sí al estereotipo del boxeador fatídico para sus características, alto, largo, buen boxeador y de manos picantes, que impediría el “fuerte” del Boxi: la pelea en media y corta distancia. Castaño cae como anillo al dedo para el estilo de Charlo y el yanqui es a la vez como la kryptonita para Brian.
Sin embargo, paradójicamente, si hay un boxeador en este momento que puede vencer a Charlo es el propio Castaño. Porque si el bonaerense llega a penetrar la guardia, y logra sortear los peligrosos escollos con los que se cruzará en el camino, encontrará la vulnerabilidad del norteamericano, cuyo Talón de Aquiles es su resistencia al castigo; especialmente la guerra a palo y palo. A Charlo no le agrada la aspereza, la fricción. Y se derrumba sicológica y mentalmente cuando eso sucede.
Por ende, será -como nunca- la estrategia la vedette del combate, amén del estado físico para aguantar el ritmo y resistir, cosa que en el argentino es una de sus máximas cualidades, o suele serlo.
Según su PF Matías Erbín –cuyo trabajo será crucial en su puesta a punto- la táctica siempre la elabora Carlos Castaño, padre y DT de Brian. Y es secreta. Se ignora si habrá plan A y plan B, o C, pero más vale lo haya, porque nunca se sabe cómo funciona la teoría llevada a la práctica.
Además, Charlo seguramente también conoce a Castaño y habrá elaborado varios planes, por lo que todo dependerá de quién lo ponga mejor en práctica en los momentos precisos, y quién imponga sus cualidades por sobre las del otro.
Largo y alto, contra petiso y corto. Pegador longilíneo de rectos y boxeador pulcro, contra peleador voraz de ataque sin golpes de KO, pero recio, fuerte, y también de pulcra escuela en lo suyo. Ambos veloces en sus respectivas distancias. Poderoso inestable, contra guerrero resistente. Estilos contrapuestos y atractivos de ver cada cual en su versión, un combo que no puede fallar para ningún espectador del arte de los puños.