El Papa definió a Diego Maradona como «un poeta en el campo», a la vez que calificó al fallecido astro futbolístico como un «hombre muy frágil». Francisco se refirió al campeón mundial de 1986 en una entrevista concedida a la Gazzetta dello Sport, en la residencia de la Casa Santa Marta a comienzos de diciembre, pocos días después de la muerte de Maradona.
«Conocí a Diego Armando Maradona con motivo de un partido por la Paz en 2014: recuerdo con placer todo lo que hizo Diego por Scholas Occurrentes, la fundación que se ocupa de los más necesitados en todo el mundo», recordó Jorge Bergoglio. «En el campo era poeta, un gran campeón que dio alegría a millones de personas, en Argentina como en Nápoles. También era un hombre muy frágil», añadió.
En la entrevista, en la que el Papa habla de los valores del deporte como la inclusión, la tolerancia o el compañerismo para hacer un mundo mejor, también se refiere al doping para señalar que «no es solo una estafa» sino «un atajo que anula la dignidad». En ese sentido, consideró que «el talento es un regalo recibido, pero no es suficiente: hay que trabajar. Entrenar significará cuidar el talento, intentar hacerlo madurar en lo mejor de sus posibilidades».
El Papa argentino recordó a los atletas que «corren los 100 metros en los Juegos Olímpicos» y que se entrenan durante años para «esos escasos segundos». Destacó que «de vez en cuando leo sobre algún gran campeón que es el primero en llegar al entrenamiento y el último en salir: es el testimonio de que la fuerza de voluntad es más fuerte que la habilidad».
En otro pasaje, rememoró su infancia en Buenos Aires y su fanatismo por San Lorenzo. «Recuerdo, en particular, el campeonato de 1946, el que ganó mi San Lorenzo. Recuerdo aquellos días que pasé viendo a los futbolistas jugando y la alegría de nosotros, los niños, cuando regresábamos a casa: la alegría, la felicidad en la cara, la adrenalina en la sangre».
Comentó que, de pequeño, en el barrio de Flores, jugaba al fútbol con una «pelota de trapo», en una plaza cercana a su casa; pero no era de los buenos, admitió, sino más bien «lo que en Argentina llaman un ‘pata dura'». Por tal motivo, su lugar en la cancha fue como arquero, lo cual le sirvió para los años futuros, porque «el arquero debe estar listo para responder a los peligros que pueden venir de cualquier lugar».
Francisco admitió que sigue con interés las noticias deportivas y en especial las historias de personas que «tratan de dejar el mundo un poco mejor de lo que lo encuentran». En esa línea, se detuvo en un momento de su viaje a Jerusalén en 2014, donde le hablaron del ciclista Gino Bertali, quien, reclutado por un cardenal y con la excusa de entrenar en bicicleta, salió de Florencia para Asís y regresó con decenas de documentos falsos escondidos que le sirvieron para que muchos judíos escaparan y se salvaran. «Se dice que ayudó a unos ochocientos judíos, con sus familias, a salvarse. Aquí está la historia de un deportista que dejó el mundo un poco mejor de lo que lo encontró», apuntó el Papa.
En las 31 preguntas de la entrevista, habló también del deporte paralímpico para valorar la fortaleza y las ganas de vivir de los deportistas con discapacidades y dijo que le gusta «la idea de la inclusión del deporte», pero también la que enseña a «no darse por vencido» y a seguir luchando para no rendirse.
En el final, dejó su deseo para 2021. «Mi deseo es muy simple, lo digo con las palabras que escribieron en una camiseta que me dieron: ‘Mejor una derrota limpia que una victoria sucia’. Es la manera más hermosa de jugar tu vida con la cabeza en alto».