El Santo Padre, fallecido este lunes en el Vaticano, siempre destacó la importancia y los valores del deporte como un pilar fundamental para la formación de una persona. Su pasión era el fútbol, aunque se reconoció como un «pata dura». Bergoglio junto a los integrantes de Rugby sin Fronteras.
El papa Francisco falleció este lunes 21 de abril a los 88 años en el Vaticano, horas después de haber participado de la misa de Pascuas desde el balcón de la basílica de San Pedro.
Desde que fue elegido el 13 de marzo de 2013 como el primer Sumo Pontífice argentino y latinoamericano, el mundo conoció el perfil de un Papa muy ligado al deporte y principalmente al club San Lorenzo de Almagro.
Durante sus doce años de papado, el Papa Francisco se encargó de destacar los valores del deporte en cada mensaje y siempre se hizo espacio para recibir a los máximos exponentes de cada disciplina.
El vínculo entre Francisco y el deporte fue tan fuerte que a fines de 2024 se editó el libro «Más allá de los límites», una obra dedicada a repasar los discursos del papa sobre el tema.
El libro, que cuenta con el prólogo del actual entrenador de Real Madrid, el italiano Carlo Ancelotti, repasa una visión profunda de Francisco sobre los principios deportivos y su impacto en las personas.
“Los campeones deportivos, así como los artistas, los científicos, demuestran que los grandes logros no se alcanzan en un momento, de golpe. Y si esto es cierto para el deporte, el arte y la cultura, con mayor razón lo es para lo que más cuenta en la vida. ¿Que cuenta en la vida? El amor, La fe. Y para crecer en la fe y en el amor, debemos tener perseverancia y seguir siempre adelante”
Durante sus años al frente de la Iglesia Católica, Francisco siempre remarcó que valores deportivos pueden ayudar a construir la paz, especialmente en contextos internacionales complejos, y que el deporte se puede convertir en un lenguaje universal capaz de unir a personas de diferentes culturas y religiones.
«Siempre me gustó jugar al fútbol, daba igual que no fuera muy bueno. En Buenos Aires, a los que eran como yo los llamaban ‘pata dura’. Algo así como tener dos pies izquierdos. Pero jugaba», reveló Francisco en su autobiografía.
También probó con el básquet, aunque su verdadera relación con el deporte nació a partir de San Lorenzo.
«Y, si como futbolista o jugador de baloncesto dejaba que desear, como simpatizante era imbatible. Siempre iba con mi padre y mis hermanos Óscar y Alberto a ver jugar al San Lorenzo de Almagro en el Viejo Gasómetro, el estadio cuna de los “cuervos”, como nos apodaban los aficionados rivales a causa de la sotana negra de los salesianos», recordó Bergoglio en el libro «Esperanza», que se lanzó este El mundo del deporte perdió a un fiel exponente de los valores con el Papa Francisco, quien siempre ha promovido la inclusión, la solidaridad y el respeto a través de su apoyo al deporte como herramienta de unión y desarrollo humano.
Su cercanía con atletas, su defensa del juego limpio y su énfasis en el valor formativo del deporte, también quedarán como legado.