El duelo es llanto, pero también relato. Somos seres esculpidos de tiempo, de lenguaje y de memoria. Con una diminuta luz de vida en el cuenco de la mano nos frotamos los ojos atónitos dudando como funambulistas en la frontera del sueño. Hemos dejado de escuchar en la caracola ese pasado sereno que alumbra el vértigo del presente, y como monjes negros vadeamos el tiempo en busca de grietas, ángulos ciegos, intersticios, máscaras, fulgores y liturgia. En el “borgiano” olvido que seremos reside el desasosiego crepuscular del miedo a dejar de “ser”, de haber sido. De querer morir, y que nadie te cierre los ojos. “No logramos quitarnos de encima la tristeza”, dice Horacio Pagani. “Tenemos el dolor enquistado”
-¿En la lenta reconstrucción de un mañana resquebrajado debemos regresar a la “vieja” normalidad, o esa normalidad es el problema más que la solución?
-Es el problema, está claro. Pero la realidad de ayer seguirá con nosotros. Se cambiarán algunos hábitos, nada más. Las redes sociales seguirán dominándolo todo.
-¿No nos equivocamos con unas redes que apuestan por el ego como “ser virtual”, mientras ese “ser” es una entelequia y la realidad un proceso colectivo?
-Sin dudas. Pero en las redes lo colectivo no vende, vende la dictadura del “yo”. El “yo” aquí y ahora. Hoy todos tenemos algo que decir, es curioso.
-”Estamos leyendo un ebook y es el ebook el que nos está ‘leyendo’ a nosotros”, dice Habermans. ¿Estamos a la venta y no lo sabemos?
-Lo sabemos, y hace tiempo que estamos a la venta. Pero la gente ha despertado, quiere saber que se hace con sus datos y con su privacidad.
-¿Del “click” se come?
-Se merienda. Abre puertas. Te acompaña para conseguir otras cosas.
-¿Cómo está su “yo” con un millón de seguidores en las redes?
-Bien, bien. Tuve que adaptarme. Yo venía de otro mundo, de leer y escribir mucho.
-¿Cómo se llega de escribir con prestigio a desnudarse en un estudio de televisión?
-Se llega. Fue algo puntual, una broma. Me saqué la camisa y me quedé desnudo. Sin más.
-Dicen que hay mucho “mariachi televisivo” en las tertulias futbolísticas.
-Los hay, y no me gustan. De mí pueden tirar de archivo. Todo lo he dicho siempre con respeto. Llevo 52 años escribiendo de fútbol, algo debo saber.
-Cuando el ego se va es difícil traerlo de vuelta. ¿Lo tiene atado?
-Muy atado. El ego se refugia en mi familia, y en mi analista.
-¿Qué le dice su analista?
-Que estoy donde quiero estar. Que me reconozco. Charlamos, es un amigo.
-¿En televisión la modalidad “patria” es discutir a gritos?
-No debería, pero lo es. Hoy la televisión es ruido, un ruido inmenso, donde escuchar se hace difícil.
-Pero usted grita, se enoja, hace ruido.
-Lo sé, y a veces me arrepiento, pero aporto conocimiento, otros no pueden.
-¿Se ha creado un personaje?
-No hay personaje. Lo que se ve es lo que hay. Los que me conocen lo saben.
-¿El desprecio de Los Pumas en la muerte de Diego fue odio de clase?
-Sí, para mi sí. Estos chicos se equivocaron. Diego ha sido el deportista más generoso de la historia. Los All Backs le rindieron un homenaje de forma inmediata, eso lo dice todo.
-Los mensajes racistas se lanzaron como huesos de aceitunas.
-Claro, se removió todo. Que esperaban. Algunos mensajes son indignantes.
-¿Qué está sobrevalorado?
-El poder. Se vive bien sin poder. Muchos creen que lo tienen, pero el poder siempre está en otro sitio.
-¿Tinelli quiere “todo” el poder?
-A Tinelli lo conozco bien. Su ambición es política. El mismo recorrido que Macri: primero un club y luego, la “Rosada”.
–¿Qué virus es el que le sube la fiebre al fútbol argentino?
-El correr, no paran de correr. Están obsesionados con correr y correr. Haber si sale una vacuna que los haga jugar un poco.
-¿Estamos creando clubes enfermos por mantener un fútbol neoliberal “sano” y privatizador?
-Creo que sí. En Europa la esencia de los clubes ha desaparecido, va paralelo a los tiempos económicos que vivimos. Va a ser difícil detener este modelo de negocio.
-¿Qué opina de la realidad política del país?
-No opino de política. Nunca lo hago.
-Solo una pregunta. ¿Qué opina de Cristina Kirchner?
-Bueno. El primer gobierno de Cristina estuvo bien, el segundo arrancó bien y terminó mal. No estoy de acuerdo que una vicepresidente elija a un presidente.
-A una parte de la ciudadanía le pareció bien.
-Solo una pregunta, ¿no?
-¿En qué libro le gustaría vivir?
-En cualquiera de mi amigo, el negro Fontanarrosa.
-¿En lo sucesivo va a gritar menos?
-Lo voy a intentar.
-¿Aunque se caigan seguidores de sus redes sociales?
-Aunque se caigan.
Desde su Olimpo virtual, Horacio Pagani sigue repartiendo tuits como caramelos, y cazando briznas de esperanzas como mariposas de sal de litio. Cielo adentro se despeja un futuro inevitable, casi ciego. Necesitamos “ver”, entender, abrir los ojos, imaginar el mañana con el placer de hoy; recordar soñando, y encontrarnos, solo encontrarnos, leyendo a Ovidio, a pequeños sorbos, como un Oporto añejo, delicado: el lugar más bello para refugiarnos.