RUGBY

La máxima autoridad del rugby en Argentina informó que los jóvenes fueron suspendidos provisoriamente y destacó el proyecto “Rugby 2030, hacia una nueva cultura”, un programa que comenzó a principio de año para luchar contra la violencia. (Foto- Lautaro Insua el joven agredido por los rugbiers).

Tras la brutal golpiza que jugadores del Tala Rugby Club le propinaron a un chico de 18 años en una fiesta de egresados, la Unión Argentina de Rugby (UAR) condenó «enérgicamente» el episodio e informó que los jóvenes fueron «suspendidos provisoriamente».

A través de un comunicado, la máxima autoridad del Rugby local manifestó que «sin perjuicio de que los mismos se desarrollaron fuera del ámbito deportivo, repudia y condena enérgicamente cualquier manifestación de violencia e informa que los jóvenes fueron suspendidos provisoriamente por las autoridades del club para realizar actividades».

Al mismo tiempo, la UAR indicó que el club inició una investigación sobre los sucesos ocurridos que registraron la golpiza a Lautaro Insta, en la madrugada del domingo durante un fiesta en un barrio privado de la ciudad de Córdoba.

Por otra parte, la institución también recordó que en febrero de 2020 comenzó el proyecto “Rugby 2030, hacia una nueva cultura”, un programa que tiene como objetivo reconocer, responsabilizar y resolver la conflictividad relacionada con el rugby en Argentina, con el objetivo de reducir la violencia en todos sus aspectos. Esa iniciativa contiene 24 módulos que se implementarán durante dos años e involucran a todas las partes de este deporte en el país, incluyendo directivos, entrenadores, jugadores, familias, uniones y clubes, en pos de «una transformación profunda».

La denuncia por «lesiones graves» involucra a los jóvenes rugbiers que atacaron al chico de 18 años luego de haberles impedido ingresar a una fiesta privada a la que no estaban invitados. Víctor Daniel Insúa, padre de Lautaro, contó que su hijo había ido al festejo de egresados en una casa ubicada en el barrio Lomas de La Carolina, dentro de un country. “Estaban mi hijo y los amigos en el patio de atrás, en el jardín. Había mamás que estaban cuidándolos”, relató el hombre.

Los agresores, todos jugadores de Tala y también de 18 años, irrumpieron en el lugar. “Les dijeron que no tenían que estar ahí. Empezaron los forcejeos, empujones”, contó Insúa en diálogo con Radio 10. Lautaro fue uno de los que pedía a los rugbiers que se retiraran cuando “uno se da vuelta y le propinó un golpe”. Cuando el joven cae al piso, los tres agresores lo golpearon y patearon.

«Lautaro está vivo porque Dios es grande y porque sus amigos lo ayudaron, si hubiera estado solo, hubiese sido como el chiquito de Gesell», afirmó Verónica, su madre, al referirse al crimen de Fernando Baéz Sosa, ocurrido en Villa Gesell a principio de año.

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