BASQUETBOL

El 12 de mayo es la fecha. Ese día, en dos años diferentes, La Unión de Formosa vivió dos de sus mejores momentos de su joven historia. En 2005 vencía a Quimsa en el quinto partido para quedarse con uno de los ascensos a la Liga Nacional; y en 2009 dejaba atrás a Unión de Sunchales con un contundente 3 a 0 para recuperar lugar en la elite del básquet argentino donde logró mantenerse hasta el presente.

En ambos TNA con el logro extra de consagrarse campeón de la categoría. Todo un 12 de mayo. La primera de las celebraciones cumple hoy 15 años. Año 2005 en el Centenario, donde La Unión de Formosa cerraba su serie frente a Quimsa por 3 a 2 y así ascendía. Unos días después jugó la final y también la ganó, en este caso ante Ciclista Juninense.

La segunda es 4 años más joven. Hoy ya son 11 años de la noche del 12 de mayo de 2009 en el flamante Cincuentenario, estadio que fue construido a partir de aquél éxito de 2005. En esta ocasión, con otro formato de torneo, donde la final definía primer ascenso y campeonato. Y la Unión de Formosa la jugó con una escoba en cada mano para superar a Unión de Sunchales por 3 a 0, ganando los dos primeros partidos de visitante. Ya había dado una enorme muestra de su potencial en las semifinales, también de visitante, con dos éxitos ante San Martín en Corrientes. Así volvía a la Liga Nacional, donde se ha quedado desde ese 2009.

Daniel Frola fue el conductor del primer ascenso. Gabriel Piccato el del segundo. Casualmente son los entrenadores que más temporadas dirigieron al equipo. Aquél elenco de Frola tenía a Fernando Posetto como capitán y gran referente. El de Piccato repitió la fórmula de un base con experiencia y con calidad como Rafael Costa. Ambos también contaron con un extranjero que, como en esos tiempos de TNA, resultó vital. Rodney Gidney hace 15 años y Jason Osborne hace 11.

Fernando Posetto recuerda hoy el ascenso de 2005: “Para mí fue el cierre de mi carrera y fue una etapa que disfruté mucho por la edad que tenía y volver a ganar fue muy bueno. Había jugado antes en varios equipos que se habían preparado para lograr el ascenso, y nosotros ese año fuimos a jugar y nos sentimos candidatos en febrero, marzo, y estuvo bueno. Sabíamos que en ese momento La Unión de Formosa no tenía una infraestructura como para ascender, pero fue una decisión que tomamos; entrenamos para lograrlo y lo conseguimos, cuando al principio el objetivo era mantener la categoría”.

11 años después de la segunda noche de ascenso, la de 2009, habla Rafael Costa: “A todos nos debe pasar un poco lo mismo, fue una parte importante de mi carrera, con 36 años ya estaba en la parte final, haber podido salir campeón y haber podido integrar un plantel con una gran calidad humana, coronándolo ascendiéndolo, fue muy bueno. Era para lo que se armó el equipo, para competir, para estar entre los primeros y ser protagonistas en la competencia, más allá que en la serie regular nos agarró un bajón en las últimas fechas, pero creo que en los playoffs el equipo mostró todo lo que podía dar. Aparte de todo el juego que hicimos, tuvimos mucho carácter, mucha personalidad para ganar como ganamos, fundamentalmente con tantos triunfos de visitante, con cuatro victorias en esa condición en la semifinal y la final donde no teníamos ventaja de localía”.

Hubo más de un protagonista que vivió y disfrutó de las dos noches del 12 de mayo. Uno de ellos fue Ariel Zago, el pivote chaqueño que formó parte de los dos equipos. Otro fue Mario Romay, en el 2005, desplegando las alas de su avioncito cada vez que metía un bombazo de tres puntos; y ya en el 2009 su lugar era otro, ahora en la función de director deportivo de La Unión de Formosa. Y hoy recuerda a ese primer 12 de mayo como todo un inicio, personal y también para que el básquet en Formosa, que desde ese primer gran éxito, fue desarrollándose en todo el territorio de la provincia para tener hoy clubes desplegados en toda la provincia con una infraestructura que fue vital para que la evolución sea tal. Claramente, aquella llamita que prendieron en el 2005 no paró de crecer.

Hoy Romay dice que ese 2005 “fue un año sorpresa para todos nosotros y para un montón de gente, porque armamos un equipo de un sueño casi personal digamos y con un objetivo claro que era hacer pie en la categoría. Nos habíamos armado con un objetivo de empezar a desarrollar el básquet en Formosa, a tener un equipo en el TNA, no había mayores presiones; después, el equipo fue lo que fue desde que empezó hasta que terminó, fuimos punteros en todo el año, los jugadores, todos, los más viejos y los más jóvenes se la bancaron. Creo que, además de la química como equipo, había algo fundamental: que no teníamos la presión de tener que ascender, que creo a Quimsa le pasó en esa final”. Y reflexiona: “Me sirvió para en el futuro hacer una carrera como dirigente deportivo, que creo que si no hubiese pasado lo que pasó ese año con La Unión y con la gente, no hubiese sido tan allanado el camino como lo fue”.

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