BOXEO
(Por Gustavo Nigrelli- Diario Popular) Este lunes es la entrega de los Premios Firpo de la UPERBOX a los mejores púgiles del boxeo argentino durante 2017, y otra vez el salón Diquint de Villa Devoto será el escenario de los mismos. Será junto a las glorias e ídolos de ayer y de hoy, donde además de homenajes y nostalgias, el colofón llegará con el Firpo de Oro al Mejor Boxeador argentino de la última temporada, en un clima de nostalgia y fraternidad.(FOTO PRINCIPAL: LA FORMOSEÑA MARCELA ACUÑA Y MARAVILLA MARTINEZ).
Como la sociedad, con todas sus imperfecciones, así es el boxeo. Con injusticias, alegrías y tristezas, lealtades y deslealtades, actores y espectadores.
Pero una vez por año tiene una fiesta donde se reúnen todos a rendir cuentas, a recoger siembras, a recordar actos y epopeyas hechas con sus puños, pero fundamentalmente, con sudor y sacrificio, lo cual sucederá este lunes por la noche -21 del corriente- en el Salón Diquint de Villa Devoto, con streaming en directo de TyC Sports Play.
Entonces sucede algo mágico.
Se encuentran los que ayer se peleaban y hoy se abrazan, con los que hoy se abrazan y mañana se pelearán.
Los que ayer eran amigos y hoy son enemigos, con los que ayer eran enemigos y hoy son amigos. Los que no se saludan desde hace 20 años con los que son inseparables.
Los que no se hablaban hace 20 años y ahora se hablan, con los que se hablaron durante 20 años y hoy no se hablan.
Los ganadores de ayer que serán perdedores hoy, con los perdedores de ayer que serán ganadores hoy, y perdedores mañana.
Y en esa paradigmática lógica extrema se evocarán los que fueron gloria y hoy son olvido, para volver por un rato a ser glorias. Y los que hoy son gloria y mañana serán olvido pugnarán por jamás serlo, aunque la experiencia indica que alguna vez lo serán. Así de dura y cruel es esta realidad, como la vida.
Pero nada importa. Cuando el Himno Nacional Argentino abre la ceremonia arranca el viaje por el túnel del tiempo. Las imágenes comienzan a conectar con el recuerdo, los ojos a dar testimonio de historias desconocidas y el relato a ponderar hazañas y a destacar méritos de hoy, sin olvidar el de ayer.
Es entonces cuando la emoción hermana, y aunque sea por un rato suaviza las asperezas.
Por eso es que en un salón 5 estrellas como el de Diquint, poco habitual para la extracción humilde de nuestro boxeo -que no es el de los casinos de Las Vegas-, un día se juntan y comparten el espacio un Martillo Roldán con la Tigresa Acuña (formoseña) ; La Tuti Bopp con los descendientes de glorias como Galíndez, Monzón, Bonavena, o el Zurdo Lausse; aggiornados ídolos como el Roña Castro, el Zurdo Vásquez y Marcelo Domínguez, con estrellas frescas como el Chino Maidana y -cuando está en el país- Lucas Matthysse; o recientes ex campeones como el Pepe Balbi y César Cuenca con actuales como Brian Castaño, la Bonita Bermúdez, La Pantera Farías, La Monita Esteche, y tantos otros del campo amateur y revelaciones o promesas como Jeremías Ponce, La Joya Barrionuevo, el Macho Araujo, o Gabriel Ledesma, todos presentes en esta fiesta de los Premios Firpo que entrega la UPERBOX (Unión de Periodistas de Boxeo).
Todo hasta casi la medianoche, en que termina.
Y entonces, como en la canción “Fiesta” de Joan Manuel Serrat, vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas. Se despertó el bien y el mal, la zorra pobre al portal, la zorra rica al rosal y el avaro a sus divisas. Y se acabó. El sol nos dice que llegó el final. Por una noche se olvidó que cada uno es cada cual.
En el boxeo, como en la vida, vamos siguiendo la cuesta, aunque arriba en mi calle se acabó la fiesta.